mardi 27 septembre 2011

Notas de viaje, parte III : Sabores

Cuando llegamos en el lugar de ensayo Verty, Renan y yo misma, nadie estaba. Así que nos fuimos al lado a tomar un jugo de frutas. Yo y las frutas... Toda una novela.
De niña y adolescente, las odiaba. Me parecían truchas. Suspire alguna conspiración del Vaticano junto a los Perónistas asociados con los Duendes Negros de Escocia para tentarme con tantas colores y tanto azúcar.
Mi boca quedaba infinitamente cerrada cuando mi mama intentaba darme cualquier fruta, que sea en puree, jugo, ensalada o helado. Nada. Cero "tutifruti" en mi vida.
Así que durante mi niñez desarrolle un gusto particular por el salado, el salado más rico, la sal, el picante, el curry, las hierbas buenas, ect ect. Esas son sabores : me volvía en una furia, probando todas esas especies (sin comida extra) que me picaban la lengua. Placer garantizado.


Mi mama, vegetariana, amante de las frutas y desesperada, intentó por ultima vez a mis 12 años, cuando apenas saliendo del coma me daba a comer en el hospital (lo único que podía hacer yo estaba abrir la boca y masticar los alimentos) con un postre de kiwi. La repuesta a su intentó fue inmediato: escupí todo. Final de la historia.


Final de la historia pero no. Seguramente hubiera sido el final verdadero si no hubiera decidido algún día de mandar todo a la mierda e irme a vivir en América Latina. En Argentina, seguí ignorando a las frutas. Cosa más difícil en México. Pero la revelación ha sido Bolivia.
Todo empezó en este primer día en tierra andina, en este momento preciso cuando llegamos en el bar de jugos naturales :


Mire la carta, y me quede boquiabierta : no conocía la mayoría !! Mejor dicho, a parte de la naranja y del limón, no conocía ninguna. Tomamos cada uno un diferente : Guayaba, Chirimoya y Naranja, Tamarindo. Sentí una atracción irresistible por estas bebidas coloridas a los nombres tan exóticos: no pude abstenerme de probar un sorbo de cada una.


Éxtasis !! Cómo puede ser ?? Estas nuevas sabores hicieran dar vueltas a mi lengua mientras mis labios se estiraron en una sonrisa boba : está tan dulce !! Tan rico !! Más, más, quiero más !!! Mi corazón está palpitando de arriba por abajo, de la izquierda a la derecha y en diagonal, les juro que se mueve en mi pecho, ayuda !! Me siento derretir cómo una tableta de chocolate olvidada cerca del fuego. 

Los ojos abiertos al extremo, me dejo caer en un mundo de sensaciones dulces como un algodón de azúcar. Renan y Verty charlan sobre cosas y otras. Colgada en todas estos nuevos gustos, no participe a la charla. Comimos unos empanadas fritos de queso. El salado se mezclo al dulce sobre mi lengua, propulsandome al cielo.


Luego los chicos se fueran a ensayar, y yo a pasear. Camine unas cuadras, pero me quede la mayoría del tiempo en la plaza principal. Mirando. Mirándolos a todos. Después del placer gustativo, el placer visual...


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